Galeanos de todos los países

He visto hace unos días Eduardo Galeano en una tele, pontificando, como es lógico. Galeano parece un tipo valiente, de manera que no se privó de informar a los que estábamos viéndolo de lo injustos que estamos siendo en España con el juez Garzón. Tomen la lección de un gran sabio, de uno de esos que solo habla de lo que saben. La verdad es que estoy de acuerdo, pero al revés. Me parecieron admirables la sinceridad y la audacia de Galeano al mostrar sus simpatías pro Garzón en una de las teles del grupo Prisa. ¡Qué bonito es acudir en auxilio del vencedor cuando estamos en su casa!
La entrevista me hizo acordarme de algo que me llamó la atención al leer un libro de Galeano sobre el fútbol. El libro es un rimero de anécdotas más o menos hiladas que no ocultan del todo la admiración galeana por este juego. Esta escrito como una especie de almanaque. Galeano hace un alto algo más amplio que el que hace tras cada capítulo a la hora de introducir la conmemoración de cada uno de los mundiales. El autor se suelta el pelo con ese motivo y nos da unas gotitas de su visión más general, de cómo está el mundo y esas cosas.
Lo que me llamó la atención es que, a partir de los sesenta, repetía en cada repaso a uno de los mundiales una frasecita pretendidamente irónica y mordaz con la oposición a Castro. Pensé que, al acercarse al presente, Galeano se tomaría más distancia con la obra de Fidel, pero no, sigue haciéndole los coros.
Ya dije que Galeano me parecía un valiente, y esta fidelidad a Fidel lo demuestra, casi tanto como atreverse a hablar bien de Garzón en la tele de los Polancos. Da gusto ver a estos izquierdosos valientes y sinceros remar siempre a favor del agua. Lo que nunca entenderé bien es porque no se han ido todos a Cuba a trabajar para el partido o para el propio Fidel; supongo que tendremos que pagarles el sacrificio que han hecho por nosotros quedándose en sociedades capitalistas que se atreven a juzgar a jueces de su cuerda.