Lo peor que nos ha pasado

Desde el punto de vista político, lo peor que nos ha pasado tiene que ver con la perpetuación de la leyenda franquista que identifica la libertad con el caos. Así, en el seno del PP no se ha permitido nunca que exista una libertad política, una competencia, una representación. El PP se ha convertido siempre en una longa manus de su líder, es decir, se ha inmolado, ha renunciado a crear y creer en la democracia que tenía que representar y sustentar. Se trata de la continuidad del autoritarismo por otros medios, y eso ha debido llevar siempre al desastre, como está sucediendo ante nuestras narices. En lugar de ser el PP el que fuerce la dimisión de un líder y primer ministro que no está a la altura de las exigencias mínimas, va a ser la calle quien lo fuerce, de modo que, por falta de vida propia en el PP,  un incidente interno se convertirá en una deslegitimación de la democracia representativa que nadie sabe en qué puede acabar. 
Es escandaloso que nadie del PP pida la dimisión urgente de Rajoy, la formación de un gobierno que acabe la legislatura y la apertura de un proceso interno de reflexión y debate en el PP que acabe de una vez por todas con su subordinación al autoritarismo y con su perpetuación de conductas inadmisibles, si no delictivas. Yo, que desgraciadamente no represento a nadie en el PP salvo a mi mismo, pero estoy convencido de representar el sentir avergonzado de miles de militantes, lo diré con toda la claridad y fuerza con la que puedo decirlo: Rajoy tiene que marcharse de la política para evitar que el PP desaparezca y España viva una innecesaria convulsión.