En la arena de Madrid

Una de las cosas que se ponen de manifiesto con todo lo ocurrido respecto a la trágica macrofiesta del Madrid Arena es que el cúmulo de irregularidades a las que cabe atribuir el desgraciado suceso es una pálida imagen del cúmulo de irresponsabilidades políticas en relación con el gobierno municipal. Es evidente que manda el PP, pero ¿qué PP manda? Creo que se puedan contar con los dedos de la mano el número de personas que sepan explicar en lenguaje comprensible las razones por las que quienes mandan en nombre del PP son los que son y no otros. Ahora nos damos cuenta de que muchos de esos seguramente no son los ideales, desde luego no son los que se elegirían si hubiese algo así como democracia interna en este partido, pero hay lo que hay, y así son las cosas. Deben cambiar, sin duda, y un proceso exigente de responsabilidades políticas se tiene que poner en marcha, caiga quien caiga, que caerán. Pero hasta que no se cambien las reglas de juego, entre los partidos y en el seno de los partidos, lo asombroso será que no pasen más cosas como estas y que el hedor de la corrupción no haga la vida insoportable. La democracia consiste en que los ciudadanos seamos los dueños de las instituciones y eso, en relación con el ayuntamiento, no pasa de ser un mal chiste.